sexta-feira, 8 de outubro de 2010

SACRIFICIO PERFECTO

Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios;

Y no para ofrecerse muchas veces, como entra el sumo sacerdote en el Lugar Santísimo cada año con sangre ajena.

De otra manera le hubiera sido necesario padecer muchas veces desde el principio del mundo; pero ahora, en la consumación de los siglos, se presentó una vez para siempre por el sacrificio de sí mismo para quitar de en medio el pecado.

Y de la manera que esta establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,

Así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevarlos pecados de muchos, y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que le esperan.

(Hebreos 9. 24-28)

En el viejo testamento, el sacerdote ofrecía a Dios el sacrificio de animales para la purificación del pecado. Y esto todos los años para quitar el pecado del pueblo. Pero Jesucristo es el cordero de Dios que se ofreció una sola vez en sacrificio perfecto para quitar el mío y tuyo pecado.

Entonces él suportó los dolores y derramó su sangre por amor a nosotros, para que tengamos vida eterna. Cristo no sufrirá otra vez para quitar el pecado de los hombres. Una vez fuera suficiente y aparecerá otra vez para llevar sus hijos, aquellos que los esperan.

A muerte en nuestra vida es sola una vez y después de esto el juicio. Pero, Jesucristo volverá para los suyos. ¡Esto es maravilloso!

¡ÉL VOLVERÁ!

Solo en él hay vida eterna, solo en Jesús. Solo él puede quitar los pecados de nuestras vidas y nadie más. Ni ángeles; ni ídolos; ni sacrificio humano; ni sacrificio de animales; ni buenas obras; ¡nada! Solo Jesucristo limpia nosotros de nuestros pecados y lleva para los cielos.

¡Que bueno conocer y pertenecer a JESÚS! La vida con Jesús es maravillosa. Pues con él en la barca todo esta bien, su presencia es lo que importa. Él es nuestro Pastor y nada faltará.

¡Que Dios te bendiga! Um fuerte abrazo.

Magda Florencio Mota Zamorano/Madrid 08.10.10

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