El siguiente día vio Juan a Jesús que venia a él, y dijo: He aquí el cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.
Juan 1.29
Con la venida de Jesús al mundo, no más es necesario el sacrificio de animales para purificación de los pecados. Jesús murió en nuestro lugar, él es el cordero de Dios, ¡perfecto!
Aún hoy Jesús desea quitar el pecado de lo corazón del hombre y solo él puede, nadie más. Hay mucha gente sin Dios; sin esperanza, sin una razón para vivir…
Cuando el pecado entró en el mundo, también entró las dolores; las tristezas; el sufrimiento; injusticia; muerte.
¡En Jesucristo está la vida! Vida abundante. Viviendo con Jesús podremos tener la paz, la fe y la esperanza, porque él quita de nosotros todo dolor, todo el mal, limpia nuestro corazón y lleva a su reino de la vida. Él es el Cordero de Dios y solo él tiene ese poder.
¡Mi vida se transformó en el día que conocí Jesús! Cuando le dije: entra en mi corazón y hace una obra en mi vida y en mi familia. Entonces él entró en nuestras vidas y su presencia hace toda la diferencia. Jesús es maravilloso, nada y nadie es más importante que él. Con su sangre limpió mi vida y tiene mi concedido muchos motivos para vivir. ¡Soy feliz con Jesús!
¿Y usted conocí Jesús? ¿Camina con él? ¿Tiene la certeza de la vida eterna? ¿Él quitó los pecados del tu vida? ¿Él conduce tu vida a su reino de amor?
Él desea hacer todas esas cosas en tu vida. Pero tienes que cree y confesar su nombre. Cree que él verdaderamente es el hijo de Dios que quita el pecado del mundo y que no hay otro. ¡Solo Jesús! Creía entonces, amén!
Magda Florencio Mota Zamorano/Madrid 25/08/10