terça-feira, 28 de setembro de 2010

MÁS QUE VENCEDORES

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada?
Como está escrito:
Por causa de ti somos muertos todo el tiempo;
Somos contados como ovejas de matadero.
Antes, en todas esas cosas, somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles,ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir;
Ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos pondrá separar del amor de Dios, que está en Cristo Jesús Señor nuestro. (Romanos 8. 35-39)

Esta porción de la palabra de Dios no necesita mucho comentario, porque solo por sí eres un texto rico. El apóstol Pablo habla de cosas que vivió en su propia caminada como seguidor de Jesús. Él pasó hambre, persecución, tribulación, peligro etc.

En su propia vida él experimentó que nada pondría sepáralo del amor de Dios. Las situaciones difíciles en la vida de los cristianos son una terapia para el crecimiento. Por eso Dios permite que la vivamos. Es en las tribulaciones que pondremos sentir la presencia de Jesús de manera clara. Su amor y su poder. Los discípulos cuando estaban en la barca con Cristo y se presentó la tormenta, ellos miran el grande poder de Jesús y su manera de enfrentar los problemas.
La presencia de Cristo en la barca es el que importa. Con él en nuestras vidas pondremos suportar todas las cosas y seguir adelante confiados en su amor y cuidados. Su palabra es verdadera y no cambia. Él prometió que estaría con nosotros todos los días, ¡y esto es verdad!
Por esto con Jesucristo somos más, mucho más que vencedores. Aunque venga los dolores y los sufrimientos, creemos que nada pondrá separarnos de Cristo y do su maravilloso amor. Cómo es bueno ser de Dios y tener esa seguridad, mira como es precioso eso: Nada y nadie jamás pondrá nos separar del amor de Cristo, con él somos más que vencedores, ¡amén!

Magda Florencio Mota Zamorano/Madrid 28/10/2010.

quinta-feira, 9 de setembro de 2010

SALVOS POR GRACIA


Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe.

Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas.

Efesios 2. 8-10.

¿Ti gusta los regalos? ¿Recibir o dar regalos? ¡A mi me encanta! Me voy a Brasil no final de octubre y tengo muchos regalos para llevar para mi familia y para mis amigos. Cuando ofrecemos uno regalo a una persona, lo ofrecemos con lo corazón y con alegría y la persona que recibir lo regalo no pagará por él. Nadie paga un regalo, si pago lo regalo deja de ser regalo. ¿Verdad?

¡De la misma forma es la salvación! La biblia habla de modo claro que:” Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.” San Juan 3.16.

Dios ofreció a su hijo Jesucristo a toda humanidad, él dio por amor. Mira que regalo…Dios dio el mayor y mejor de todos los regalos, pues ofreció su propio hijo. Yo y usted nada podremos hacer para pagar eso, ni debemos, pues como hable regalo no si paga. Jesús sofrió y murió en nuestro lugar. Suportó la cruz; la vía dolorosa; las dolores; las angustias; la traición etc. Todo por amor a nosotros. Él pago lo regalo cuando dio su propia vida. Entonces la salvación es gratuita para nosotros, pero Jesús pagó alto precio. Nada y nadie puedo págalos, esta fuera de nuestro alcance. Por eso Dios en su amor grandioso nos dio de regalo.

¿O que hacer entonces para tener la salvación? ¡No eres necesario hacer nada! Solo cree y abrí las manos y lo corazón para recibir este regalo sin igual. Cuando hacemos con todo nuestro corazón…una certeza llena nuestra vida. ¡Quién recibí este regalo tiene la certeza de vida eterna y nada ni nadie puedo quítalo!

Yo recibí hace muchos años ese regalo, cuando CRI en Jesucristo como mi salvador y Señor. Y una certeza invadió mi corazón y yo nunca más fui la misma. Con Jesús hago buenas obras porque él mi salvó. No la hago para mí salvar, pero hago por ser salva. Las buenas obras acompañan los salvos por él. ¿Que grandioso regalo no? Yo no lo merecía y usted también no y nadie lo merece. Pero Dios ofrece y lo da a todos los que cree en su hijo Jesucristo. ¡Yo tengo mi regalo! ¿Y usted? Uno fuerte abrazo.

Magda Florencio Mota Zamorano. Madrid/09/09/2010.